La historia de Las Villas de Benicàssim, desde la terraza del Thalasso Hotel El Palasiet

No solo por encontrarse entre el sol y la montaña, el entorno del Thalasso Hotel El Palasiet esconde otras muchas singularidades que seguro no encuentras en ningún otro sitio. Y, es que, tras los muros de El Palasiet y de Las Villas que se encuentran a su alrededor se teje parte de la historia de la época dorada de Benicàssim.

Una historia que se puede contar perfectamente desde la infinita terraza de El Palasiet y sus inigualables vistas. Pero, empecemos por los principios, varios años antes de que se convirtiese en un hotel especializado en talasoterapia. Concretamente hasta 1888, año en el que se construyó la Villa Práxedes. La residencia, que por aquel entonces ya era conocida popularmente como El Palasiet, fue obra del industrial valenciano Tomás Ferrer Navarro y recibió el nombre de su entonces esposa, Práxedes Cubells. Precisamente, en esta misma terraza en la que empieza esta historia han tenido lugar multitud de celebraciones, encuentros y fiestas.

Villa Práxedes, fue una de las primeras villas de Benicàssim, pero pronto otros miembros de la burguesía valenciana y castellonense popularizaron Benicàssim como destino turístico y se dio forma a la conocida zona de Las Villas. La cordillera del Desierto de las Palmas y el litoral se convirtieron en los grandes atractivos y en el entorno perfecto. Incluso Las Villas se dividieron en tres zonas diferenciadas. Por un lado, el infierno (zona Norte), donde se encuentran aquellas villas en las que se celebraban fiestas y reuniones sociales, y, por otro lado, la corte celestial, en la que reinaba la tranquilidad. Y, entre ambas zonas, el limbo.

 

Esta llegada de la burguesía provocó un cambio importante en el ritmo de la zona (de ahí el sobrenombre de la zona del infierno), ya que trajeron nuevas costumbres y una visión más moderna. En Las Villas, zona también conocida como el Biarritz Valenciano la fiesta era continúa, se había convertido en el lugar perfecto para desconectar y para desinhibirse. Fue lo que se conoce como la época dorada, la Belle Époque.

Pero con la Guerra Civil el intenso y divertido ritmo de Las Villas llega a su fin. Muchas de ellas son incautadas por las Brigadas Internacionales. Por ejemplo el  ahora Hotel Voramar se convirtió en un hospital. Excepto El Palasiet, ya que su propietario de entonces, Joachim Muller, quien se había casado con Práxedes Cubells, al ser el cónsul de Checoslovaquia utilizó la villa como residencia.

Poco tiempo después de la Guerra Civil, descendientes del matrimonio Muller-Cubells adquieren de nuevo la villa. Y es la familia Blanes la que convierte El Palasiet en un hotel. Hasta 1966, cuando Joaquín Farnós, médico, político y actual director del Thalasso Hotel El Palasiet, funda el centro de Termalismo de Benicàssim, que posteriormente pasaría a llamarse Hotel Termas El Palasiet. De esta manera, Farnós, conociendo los beneficios curativos del mar y aprovechando la cercanía de éste, transforma un simple hotel en lo que hoy conocemos como el Thalasso Hotel El Palasiet.

Desde entonces, un trabajo continúo que se ha traducido en instalaciones reformadas y perfectamente equipadas y en la búsqueda de un equipo de especialista y profesionales. Años reforzando el concepto de la talasoterapia y ofreciendo al público numerosos tratamientos médicos.

Actualmente, el Thalasso Hotel El Palasiet mantiene el aspecto imperioso de la época y continúa disfrutando de un entorno privilegiado. Muy cerca, también se encuentran Las Villas de Benicàssim, las cuales seguro guardan muchas otras historias y anécdotas de la época, que puede que algún día conozcamos, como la historia de El Palasiet, o puede que se queden entre sus paredes.

Hay un total de 51 villas catalogadas, muchas de ellas conservadas con la estructura de entonces, que se pueden visitar y conocer. Ya que, además de las audioguías y la cartelería que acompaña a cada villa, el Ayuntamiento de Benicàssim recrea rutas teatralizadas por Las Villas para dar a conocer parte de su historia. Para poder sumergirnos en aquel infierno, corte celestial y limbo. Además, una vez al año tiene lugar la cita Benicàssim Belle Époque, en la que durante una semana se recrea al milímetro el ambiente y la esencia de la época.

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